EDUCACIÓN EMOCIONAL
Según D. Goleman:
“La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social"
De la misma manera que los niños aprenden algunas cosas que seguramente todos coincidimos en pensar que son básicas para funcionar en la vida (escribir, leer, contar,...), también pueden aprender a observar e identificar sus emociones y las de los demás, a no dejarse influir por ellas o a recuperar el equilibrio cuando experimentan emociones desagradables.
Los descubrimientos en neurociencia así lo avalan.
Nuestro cerebro es neuroplástico, eso significa que a cualquier edad las conexiones entre las neuronas se están constantemente modificando como consecuencia de las experiencias que vivimos, lo que sentimos o nuestros pensamientos. Y para adquirir inteligencia emocional no hay mejor manera que llevar a cabo algunas prácticas adecuadas.
Igual que para aprender a ir en bicicleta debemos subirnos en una bicicleta y practicar, para aprender a reconocer y gestionar nuestras emociones también debemos practicar.
Porque la forma más poderosa de aprender es haciendo.
La educación emocional empieza en el útero y no termina nunca. Es un camino, un
proceso hacia la toma de consciencia de las emociones propias (y ajenas) y su adecuado
manejo. Al final de ese camino encontramos el bienestar personal y social.
“La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente que pretende
potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo
cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad
integral”, Begoña Ibarrola.
Durante los primeros años de vida (sobre todo los cinco primeros años) es cuando se
conforman los grandes patrones emocionales que nos rigen. Necesitamos sentirnos
seguros y amparados, comprendidos y conectados a los demás. Si crecemos en un entorno
agresivo o inseguro entramos en modo supervivencia y en el futuro tenderemos a
desconfiar, encerrarnos en nosotros mismos, a perder la ilusión y se verá afectada nuestra
salud física y mental.
Debemos recordar que las emociones son todas necesarias y útiles, aparte de que nos
aportan mucha información sobre nuestro bienestar social y personal. Así que no hay
emociones malas o buenas, solo emociones agradables o desagradables y respuestas
emocionales correctas o incorrectas.
El límite debe ser claro, podemos expresar lo que sentimos pero siempre respetando
tres cosas: a nosotros mismos, a los otros y al entorno.
LAS 5 COMPETENCIAS EMOCIONALES:
1) Conciencia emocional: consiste en identificar correctamente las
emociones y ponerles nombre, así como ser concientes de nuestros estados
de ánimo y los pensamientos que tenemos acerca de estos estados de ánimo.
Engloba:
• Darnos cuenta y ser concientes de lo que sentimos momento a
momento.
• Poner nombre a lo que sentimos. Para ello debemos tener vocabulario
emocional.
• Saber identificar la intensidad de nuestras emociones.
• Identificar y ser conscientes también de lo que sienten los demás.
• Comprender las diferentes emociones y las ventajas o desventajas de
cada una.
2) Regulación emocional: consiste en responder y manejar de forma
correcta las diferentes emociones.
Engloba:
• Saber expresar las emociones de forma adecuada.
• Saber regular su intensidad, evitando la impulsividad propia de ciertas
emociones.
• Disponer de estrategias personales para regular las emociones:
diálogo interno, relajación, reestructuración cognitiva,...
• Tener tolerancia a la frustración.
• Saber demorar la gratificación.
• Capacidad para experimentar de forma voluntaria y consciente
emociones positivas
3) Autonomía emocional: consiste en tener autoestima, confiar
en nosotros mismos, pensar positivamente, automotivarnos,
responsabilizarnos de nuestras acciones.
Engloba:
• Noción de identidad, conocimiento de uno mismo (autoconcepto).
• Ser autónomo también en el campo de las emociones (autoeficiencia
emocional).
• Valoración positiva de las propias capacidades y limitaciones.
• Capacidad de actuar de manera coherente con nuestras emociones.
• Responsabilizarnos de nuestras decisiones y las consecuencias de las
mismas.
• Ser capaz de fijarse a uno mismo metas elevadas, a la vez que realistas
(automotivación).
• Ser optimista o capaz de ver el lado positivo de todo acontecimiento
(esto se aprende de pequeño).
• Tener resiliencia, así como ser persistente, constante y ser capaz de
valorar más el esfuerzo que el resultado.
4) Habilidades socio-emocionales:
• Saber reconocer las emociones en los demás y saber mantener buenas
relaciones con ellos.
Engloba:
• Saber escuchar a los demás, así como captar su comunicación noverbal.
• Ser asertivos.
• Dar y recibir críticas de manera constructiva.
• Desarrollar la empatía: entender lo que sienten las otras personas y
por qué lo sienten, saber ponernos en su lugar.
• Tener relaciones interpersonales satisfactorias.
• Saber trabajar en equipo.
• Actitudes pro-sociales, basadas en la solidaridad, la tolerancia y el
altruismo.
5) Habilidades para la vida y el bienestar personal:
Ser capaces de afrontar y superar de forma sana y equilibrada los retos que
nos presenta la vida, logrando un bienestar y una satisfacción personal y
social.
B) Cuentos y educación emocional
Una de las herramientas educativas que más atraen a los niños son los
cuentos.
A través de ellos podemos ir enseñando y profundizando en todas y cada una
de esas competencias emocionales de forma lúdica y entretenida, casi sin
darnos cuenta.
Los cuentos:
1. Son un herramienta para vivir otras vidas, pero también la nuestra
propia y poner luz, conciencia, palabras y reflexión a lo que nos
sucede.
2. Nos ayudan a entender mejor experiencias vitales (pasadas o futuras).
3. Nos dan más vocabulario emocional.
4. Aprendemos a reconocer y nombrar emociones, y eso ya en sí nos
ayuda a sobrellevarlas mejor.
Los cuentos nos ofrecen un marco de entrenamiento emocional sin igual,
pues el lector puede vivir experiencias emocionales muy diversas pero desde
una distancia de seguridad que le permite sentir pero sin riesgos.
Listado de cuentos:
1) CONCIENCIA EMOCIONAL:
Cuento: “El Espejo de Clara”, Piedad R., Editorial manoco.
2) REGULACIÓN EMOCIONAL:
Cuento: “La calma del león”, Victoria conte (+3 años)
Cuento: “El emocionómetro del Inspector Drilo”, Susanna Isern y Mónica
Carretero (+7-8 años)
3) AUTONOMIA EMOCIONAL
Cuento: "El elefante encadenado", Jorge Bucay, ed. Serres(+5 años)
4) HABILIDADES SOCIALES
Cuento: "El momento perfecto”, Susanna Isern, ed. La Fragatina (+4 años)
5) HABILDADES PARA EL BIENESTAR PERSONAL Y SOCIAL
Cuento: "Bolobo”, Nono Granero, Milrazones (+3 años)
Otros cuentos:
AMOR "Mi amor", Astrid Desbordes y Pauline Martin, ed. Kókinos (+3-4
años):
AMISTAD: "No necesito amigos", Carolyn Crimi, ed. Picarona (+5-6 años):
ASERTIVIDAD "Si yo tuviera una púa", Eva clemente y Teresa Arias, ed.
Emonautas (+4-5 años):
EMPATÍA "La ovejita que vino a cenar", de Steve Smallman y Joelle
Dreidemy, ed. Beascoa (+3 años):
TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN "Así es la vida", Ana-Luisa Ramírez y
Carmen Ramírez, ed. Diálogo (+3-4 años)
GRATITUD "Gracias, tejón", Susan Varley y Juan Ramón Azaola, ed. Cuatro
Azules (+7 años):
INCLUSIÓN SOCIAL "La abeja de más", Andrés Pi Andreu y Kim Amate, ed.
Takatuka (+6-7 años):